sábado, 22 de noviembre de 2014

No es un culo





Un libro es un conjunto de hojas escritas y encuadernadas con mayor o menor fortuna.

Lo escrito en esas hojas puede ser de la más fina sabiduría o la mayor de las majaderías, puede que no esté a nuestro nivel o que nosotros no lo estemos al suyo, pero en cualquier caso, son tan solo palabras y hay que ser muy prudentes con las palabras.

He podido observar que existen personas que leen algunos libros y van repitiendo, sin juicio ni seso, lo que han leído, así empezó Alonso Quijano y terminó dando lanzadas a los molinos. También he visto a personas que se han quedado encerradas dentro de su gran conocimiento, este conocimiento se ha convertido en una cadena, que les impide observar más allá de los límites de la misma.

Cuando leemos algo, buscamos que lo leído se acomode a nuestra particular forma de interpretar las cosas, a nuestros intereses y deseos, si no se acomoda lo rechazamos o bien lo maquillamos para que se ajuste perfectamente.

Para nosotros lo importante de aquello que leemos está en que pueda reforzar nuestra particular visión de las cosas, si lo escrito es verdad o no, poco importa.

¿De qué me sirve el estar de acuerdo con lo que se lee, si lo que se lee es mentira, o está condicionado a intereses particulares?

¿Por qué tendría que dar por buenas las palabras de otros, o las mías propias? Cuando escribimos nuestras ideas, las dejamos prisioneras en el ámbar del tiempo, las dejamos encerradas dentro del perímetro de un papel, pueden haber sido ciertas en ese momento, pero al estar todo en movimiento toda realidad cambia y es necesario releerlas y analizarlas de nuevo. En cuanto a los hechos ¿no son acaso ideas materializadas?

No doy por buenas a las palabras, por el solo hecho de verlas escritas, las analizo en profundidad y con espíritu crítico, hasta que puedo comprender por mi mismo lo que realmente quieren decir y si hay verdad o no en ellas.

Pero nunca olvido que por profundo que sea mi análisis, que por imparcial que sea mi observación, por libre de toda atadura se encuentre mi crítica, siempre estarán comprometidos por mis propias limitaciones, por mis condicionamientos y sobre todo por mis propios conocimientos. Es que hay que ser muy prudentes con las palabras.

Por mucho que lo veamos escrito, la fotografía no corresponde a un culo, sino a una fuente.

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