domingo, 7 de diciembre de 2014

Elevación 2





Solo haciendo profundos cambios te podrás elevar.

Realmente no es cuestión de hacer cambios, no se trata de cambiar una forma de pensar por otra, de una forma de sentir por otra, de unas costumbres por otras. Se trata de algo mucho más profundo y radical, es cuestión de renunciar.

En la primera infancia,  no hay nada para cambiar, puesto que se parte de cero, el ser humano está receptivo atento a todo lo que le rodea, observando y aprendiendo, no hay nada con lo que pueda comparar aquello que observa, está limpio, sin contaminar, todo en él es creatividad.

Ese estado de creatividad no está relacionado con esa época, no es un tiempo ya pasado, es una disposición, una aptitud.

¿Hace cuanto tiempo que no eres creativo?
¿Hace cuanto tiempo que repites una y otra vez las mismas cosas, los mismos pensamientos, las mismas creencias, los mismos sentimientos?
¿Hace cuanto que no vives de verdad?

Vives con palabras de otros, con pensamientos de otros, te dicen lo que tienes que saber, lo que tienes que sentir, lo que tienes que pensar, lo que tienes que creer. Te dicen cual es tu nacionalidad, tu equipo de fútbol, tu religión, tu opción política y lo que es más grave, te dicen lo que eres.

Nada en ti es original, nada es creativo, puesto que para obtener seguridad renuncias a vivir, pensar y sentir por ti mismo y otros explotan ese miedo en su propio provecho.

Si no te desprendes de todo esto, jamás estarás libre para crear, para crecer, para vivir. Parte de cero y se dueño de tu vida.

¿Estás dispuesto a darte cuenta que todo lo que crees saber de ti mismo no existe?

¿Estás dispuesto a darte cuenta que incluso eso que llamas "tu mismo" no existe?

Solo es una creación de los demás.

¿Estás dispuesto a quemarte a ti mismo?

La plenitud interior se alcanza tan solo, con un acto superior de renuncia.