jueves, 11 de diciembre de 2014

El juego de la vida 4


Decía en la última entrega (El juego de la vida 3), que la cuestión de la luz, tiene poca importancia para comprender lo que se ve.

Meditando sobre el asunto me he dado cuenta de que tal vez si tiene importancia y mucha.

Permitirme este pequeño experimento.

Veamos lo que ocurre cuando empleamos cada vez un poco más de luz para ver una determinada cosa.

Con muy poca luz se ve esto



con un poco más


y más....


y más....


y bastante más....




y más....



Y con toda esta luz se ve esto.




He llegado a la conclusión de que si tengo poca luz, no comprendo lo que veo y si tengo demasiada tampoco.

Por otra parte una gran superficie requiere mucha luz y una pequeña poca, ¿no es así? la gran lección que saco de esta observación es que:

"Si tengo poca luz tendré que reducir mi campo de visión para que sea de alguna utilidad, siendo inútil el ampliarlo, puesto que nada veré. Sin embargo, si tengo mucha luz, ampliaré mi campo de visión para adecuarlo a la cantidad de luz disponible, con lo cual si reduzco mi campo de visión, me deslumbraré y estaré desperdiciando luz"

Estamos saliendo del campo físico y nos estamos adentrando en el sicológico ¿verdad? puesto que el párrafo anterior parece que nos quiere decir:

"No se puede emplear una escasa sabiduría para adentrarse en lo inconmensurable, ni se puede desperdiciar una gran sabiduría en cuestiones banales".

Esta frase es sencilla de comprender y sin embargo la mayoría de las personas se olvida de esta simple realidad todos los días de su vida.

Para comprender las cosas que vemos, no solo la luz, la "iluminación" que dispongamos es necesaria, hay más cosas que entran en juego.

Nos ocuparemos más adelante de esas cuestiones, por esta entrega ya es suficiente.