lunes, 21 de abril de 2014

¿Dónde se va la lluvia?







¿Dónde está el fuego cuando se apaga?


¿Qué fue de la lluvia que me mojó ayer?


¿Dónde va el viento cuando no sopla?


El fuego que hicimos ayer, no lo podemos volver a encender, hay que hacer fuego nuevo.

La lluvia que cayó ayer, hoy no puede mojarnos, será una lluvia nueva la que nos moje ahora.

El viento que sopló ayer, hoy ya no sopla. Será un nuevo viento el que sople mañana.

¿Donde están las personas que nos acompañaron ayer?

Pensamos que las personas que nos acompañaron ayer son tan solo las que ya no están, pero estamos equivocados. Las personas que nos acompañaron ayer, hoy ya no existen, son otras, porque ya no son los ayer, han vivido, han aprendido y han cambiado. No son iguales ni por dentro ni por fuera, hoy no son como eran hace 20 años, o como eran ayer.

Si no pretendo recuperar el fuego que me calentó, ni la lluvia que me mojó, ni el viento que me secó, ¿porqué quiero recuperar la persona que me acompaño ayer?

Nos parece normal que el viento sople un poco aquí, otro poco allí y luego desaparezca. Pero no nos parece normal que las las personas, vivan un poco con unos, otro poco con otros y luego desaparezcan, queremos que las personas no cambien, que no se vayan, que estén siempre con nosotros.

¿Sabéis porqué es eso?

Porque el viento sabemos que no es nuestro, el viento viene y va, es viento, pero creemos que las personas son de nuestra propiedad, porque para nosotros no son personas, son mi hijo, mi mujer, mi hermana, mi, mi, mi, siempre mi. Cuando el viento se marcha, es el viento el que desaparece, pero cuando una persona se marcha, son todos los “mis” los que desaparecen.

Si desaparece mi ser querido, desaparece con él, todo el cariño que me da, todo el consuelo, toda su ayuda, cuando desaparece mi ser querido, el que pierdo soy yo, pierdo cariño, consuelo, ayuda, compañía, ¿no es así?

¿Como es posible que cuando una persona desaparece de nuestra vida, lo consideremos una pérdida, algo triste? ¿Que es triste para nosotros, su partida o nuestra pérdida? ¿Por quién sufrimos, por el que se ha marchado o por nosotros?

Somos viento y como el viento tenemos que soplar, un poco aquí y un poco allí, como el viento tenemos un tiempo para soplar y un tiempo para detenernos, ¿dónde se va el viento cuando para, a dónde nos vamos nosotros? Cada uno dirá una cosa, creerá aquello que mas le consuele, pero la solución para nuestro sufrimiento, no está ni en el viento, ni en donde se ha ido, la solución está en nosotros.

Deja al viento que vuele libre, porque al fin y al cabo es eso, viento.


R

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