lunes, 29 de abril de 2013

La disciplina 3




Ya han pasado unos pocos días y hemos podido reposar la visión de esa mente agitada, que aparecía al final de la anterior reflexión de la disciplina, avancemos un poquito más.
¿Puede una mente así dividida, tensionada y oscurecida ser de alguna utilidad? ¿Cómo podemos tomar ninguna decisión de lo queremos o no queremos hacer, con una mente sumida en la confusión?
Si queremos comprender algo, nuestra mente tiene que encontrarse serena, quieta. Solo podemos observar directamente cualquier hecho, cualquier cosa, si no existe agitación entre lo que queremos observar y nosotros.
Por limpia y cristalina que sea nuestra mente, por lucida y erudita que sea, si existe la menor agitación en ella, si existe la menor lucha, nos sucederá como al charco de la fotografía, no podremos ver con claridad el fondo de las cosas.
Si no hay agitación al observar, veremos y al ver comprenderemos. Cuando hay comprensión directa de las cosas, es muy fácil actuar, la disciplina, entendida como presión sobre nosotros, ya no es necesaria, porque no hay una separación en nuestro interior, ya no hay lucha. Nuestra determinación será mucho mas que suficiente para materializar todo aquello que nos propongamos, sin agitación, sin lucha, ni sufrimiento, solo comprensión.
De que es la agitación y como se produce, de como calmar a la mente y de lo que ella misma es o no es, será materia de otras reflexiones, pero por el momento con lo dicho es suficiente para poder seguir reflexionando, ya que el propósito de este blog, es ir sin prisa. Seguiremos observando a la disciplina.
Un abrazo.
R

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