Un sacerdote me comentaba el otro día como las iglesias se ha quedado vacías, que la gente había cambiado.
No quise decirle nada en ese momento pues era la primera vez que hablaba con el. De haber tenido más confianza le hubiera dicho que la gente sigue igual, que nada a cambiado, siguen siendo atraídas por el sonido de los campanarios.
La gente no ha cambiado, tan solo lo han hecho los campanarios, antes los campanarios se utilizaban para llamar a la oración, ahora se utilizan tan solo para llamar.
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