viernes, 31 de octubre de 2014

Escalera inútil



Esta escalera fue de utilidad ayer, sin embargo hoy es inútil, pues conduce a una puerta tapiada, a una puerta inexistente.

Los pensamientos del pasado fueron de utilidad ayer, hoy son inútiles, pues conducen a una puerta tapiada, a una realidad inexistente.

Es inútil utilizar hoy lo que está en el ayer.

El utilizar escaleras inútiles y pensamientos inútiles, es andar por un camino que no llega ninguna parte.

Si puedes ver con facilidad la inutilidad de una escalera que conduce a una puerta tapiada, ¿por qué no puedes ver la inutilidad de utilizar unos pensamientos que son del ayer?

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domingo, 26 de octubre de 2014

La máscara




¿Hasta cuando vas a estar dando siempre una versión mejorada de ti mismo?

¿Crees acaso que la paz, la armonía y la concordia de este mundo se pueden fundamentar en esas hipócritas representaciones de nosotros mismos?

¿Se resume toda nuestra convivencia, en esa colosal mascarada planetaria?

El sufrimiento de este mundo no terminará mientras estemos continuamente representando personajes, mientras sigamos ocultándonos detrás de máscaras, detrás de mentiras.

Por delicados y cuidados que sean tus gestos, por correctas y medidas que sean tus palabras, siempre se podrá ver en el fondo de tus ojos el fuego que te consume.


Las cuentas no salen, ¿o si?






¿Cómo es posible que con tanto maestro iluminado, sacerdote consagrado, médico doctorado y político proclamado, este mundo sea para tanta gente, un lugar oscuro de desesperación, donde solo pueden ver un inquietante horizonte?

Los maestros dicen limpiar las mentes, 
los sacerdotes las almas, los médicos los cuerpos y los políticos nuestras relaciones con los demás.

Sin embargo cuando miro, veo a muchos maestros que condicionan y mutilan las mentes de sus alumnos, a muchos sacerdotes que atormentan las almas de sus feligreses, a muchos médicos que mantienen enfermos los cuerpos de sus pacientes y a la casi totalidad de los políticos que mantienen explotadas a las personas que los votaron.

Dicen que nuestras mentes están condicionadas para que piensen con pensamientos de otros, que nuestras almas están atormentadas para que busquen el alivio por otros inventado, que nuestros cuerpos están enfermos para que seamos débiles, para así ser dependientes de los fármacos que nos mantienen calculadamente sanos y cuerdos y que las personas están explotadas como consecuencia de todo lo anterior, como consecuencia de tener las mentes, los corazones y los cuerpos cautivos en jaulas por otros construidas.

A estas conclusiones todos podemos llegar a poco que nos miremos a nosotros mismos y a lo que nos rodea, sin embargo, no hacemos nada para impedirlo, nos dejamos llevar, o fluir, como los nuevos sacerdotes de lo espiritual se empeñan en troquelar en nuestras mentes, parece como si nos dejásemos morir mansamente... ¿por qué?

Durante el otoño la naturaleza se inmola a si misma, lo que es más perdurable se duerme durante todo el invierno, dejando a lo que es más efímero a su surte, que no es otra que su lenta pero inevitable muerte. Cuando llegue otra primavera lo que es más inmutable volverá a despertar y una nueva y más fresca vida surgirá.

Las hojas, las flores y los frutos no hacen nada para impedirlo y parece como si se dejasen morir mansamente, sabedores, que su trabajo ya está hecho y que tienen que dejar su sitio a una nueva vida.

¿Tal vez lo que realmente suceda es que nuestro trabajo como civilización, como cultura dominante simplemente se haya acabado y que a diferencia de las plantas, todavía no lo sepamos?

Tal vez, no sepamos que nuestra existencia como cultura era efímera y que ya es hora de desaparecer, de que fuerzas mucho más perdurables que la nuestra comiencen a aletargarse, dejándonos abandonados a nuestra propia suerte, que no es otra que nuestra lenta pero inevitable muerte, desaparecer para surja una nueva civilización, una nueva civilización que nunca veremos.

Cuando en una civilización, el objetivo es la propia satisfacción, se olvida a los menos favorecidos, cuando la codicia y la ambición desmedida, sustituyen a la solidaridad y al amor filial, cuando se pierde el respeto a los mayores o al ser humano, cuando la familia deja de serlo, cuando tales cosas pasan, esa civilización se degrada y desaparece. 

Cuando pasan tales cosas, no es el signo de que se han perdido determinados valores morales, sino que son un fuerte y sonoro aviso de que el fin, ese fin inevitable se encuentra ya a nuestras puertas y que ya nada podemos hacer.

Cuando una fruta cae del árbol, tan solo puede podrirse, pero .... tal vez no seamos fruta, sino fuerte tronco de árbol que le han hecho creer que no lo es.

Puede que no seamos efímeras manifestaciones de la vida y que nuestro recorrido sea mucho más largo del que se nos muestra.

Estamos ante una encrucijada en la que tenemos que decidir entre no hacer nada y desaparecer o dejar de fluir, ya no dejarnos llevar y tomar las riendas de nuestras vidas, cambiar y ver lo que pasa. Puede que a pesar de cambiar desaparezcamos de todas formas, pero.... puede que no, merece la pena el intentarlo.



Roberto Lejarza




sábado, 25 de octubre de 2014

Enfermedad





    Cuando uno está enfermo, si no de dedica a la inútil práctica de la autocompasión, suele tener una inmejorable ocasión para meditar.

    ¿Por qué mi cuerpo reacciona así, qué me quiere decir con esa concreta enfermedad?

jueves, 23 de octubre de 2014

La magnitud de las cosas







Pequeña e insignificantes nos parecen las nubes cuando las vemos en la lejanía. Sin embargo, cuando tenemos la oportunidad de verlas en su verdadera magnitud, nos sentimos sobrecogidos.

Sucede lo mismo con las cosas, los hecho y las personas. Cuando las vemos desde la lejania de nuestros perjuicios, también nos parecen sencillas e insignificantes, pero al tener la oportunidad de observarlas en su verdadera magnitud, terminan por sobrecogernos.

Poco importa que se trate de una piedra, el llanto de un niño o un desconocido que se cruce en tu camino, si abandonas tus creencias, opiniones o costumbres, podrás observarlas en su verdadera magnitud, podrás sobrecogerte con su grandeza.

Tuya es la decisión.

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jueves, 2 de octubre de 2014

Para poder beber




Para poder beber, tienes que vaciar el vaso y para poder aprender, tienes que vaciarte de lo que sabes y después .... olvidar lo aprendiendo.

R



El cauce




El cauce cambia, el fluir permanece.


El cauce de un río se va acomodando a los cambios de este. Si discurre poca agua, el cauce es pequeño y las plantas germinan allá donde están, por el contrario si el agua es mucha, el cauce es grande y las plantas son arrastradas  y sus nuevas semillas germinan a todo el cauce.

Sucede lo mismo con nuestra mente, que si no cambia, permanece siempre en el mismo sitio, no avanza y todo el conocimiento que se acumula, acaba atrofiándola, puesto que al alimentarse de si misma, es incapaz de germinar más allá.

Vuestro deseo de seguridad os acomoda a un determinado patrón de pensamiento, del cual no queréis prescindir.

Al igual que las plantas que se han acomodado a un cauce pequeño, se preguntan porqué una impetuosa masa de agua las arrastra súbitamente, vosotros os preguntáis porqué sufrís en la vida, porqué ese impetuoso torrente de sufrimiento lo ha llenado todo.

La respuesta es simple, ¿verdad?

R

Burbujas de agua




Por fuerte, duro e inmutable que se muestre, no será la inmovilidad del hierro lo que perdure, sino el cambio continuo del agua.