La
tradición es el conjunto de ideas, usos y costumbres que se
comunican, se transmiten y se “mantienen” de generación en
generación.
Nos
acostumbramos tanto a hacer siempre las cosas de la misma forma que
ya no sabemos hacerlas de otra y como la elección es hija de la
limitación, decidimos que nuestra tradición, que es una forma
limitada de hacer las cosas, es mejor que la de los demás.
¿Qué
sucede cuando estamos enredados dentro de una tradición, de una
determinada forma de hacer, de pensar o sentir? Que terminamos
identificándonos con esa tradición y como hablamos euskera, creemos
que somos vascos, como seguimos a Jesús, creemos que somos
cristianos, como hemos nacido en Rusia, creemos que somos rusos, como
hacemos muebles de madera, creemos que somos carpinteros y así con
todo. Terminamos creyéndonos ser nuestra propia limitación.
Veo
a la tradición como a estos pimientos, algo viejo, seco y
polvoriento. Algo que ya hace tiempo ha dejado de alimentarnos y que
como mucho nos trae cierto gusto, cierto sabor, cierto recuerdo de lo
que fue y ya no es.
Estos
pimientos viejos al igual que la tradición, pertenecen al pasado y
lo pasado ya no existe, el pasado es lo único que está realmente
muerto. Si fundamentamos nuestra vida, que es solo presente, en
revivir una y otra vez el pasado, estaremos encadenados al ayer, a lo
que ya no existe y no es real, estaremos en un estado del
inmovilidad.
Si
los pimientos viejos estuvieran envasados al vacío o congelados, se
hubiera asimilado la sabiduría de nuestros mayores y ahora sería
una nueva sabiduría, mas evolucionada, algo nuevo y vivo. Pero al
colgar los pimientos, se han llenado de polvo, polvo del pasado,
polvo de inmovilidad.
Es
del todo inaceptable que estas palabras que aquí escribo, no sean
entendidas por todos los seres humanos del planeta, a eso nos ha
llevado la tradición, a la elección y con ella a la separación,
nos a llevado a no querer entendernos entre nosotros, nos a llevado
al enfrentamiento y las guerra.
Despreciamos
la inteligencia de los animales, es mas, decimos que no la tienen,
pero nosotros con nuestra tradición, codicia y estupidez, estamos
muy por debajo de los gatos que viven con nosotros en casa, ya que
ellos se entienden a la perfección con todos los gatos del planeta.
Para
andar nuestro camino, bebamos en la fuente de sabiduría que han
construido nuestros mayores, bebamos; y luego continuemos caminando.
R