Cuando la mente y el corazón se hallan limitados por obstáculos, por barreras, por las barreras de la seguridad, de la autoridad, del miedo, nos es imposible observar lo que nos rodea de forma completa y nuestras acciones son limitadas.
Cuando las acciones son limitadas siempre acaban creando conflictos, que son el resultado de la diferencia entre nuestra propia visión de la realidad y la propia realidad. Cuando una experiencia se comprende plenamente, no crea conflictos, se transforma en un conocimiento que inmediatamente se asimila y se hace vida, se transforma en sabiduría.
La experiencia de detener un vehículo en un semáforo, no crea conflicto, la experiencia de abandonar un lugar en donde hay fuego, no crea conflicto. Si después de la experiencia del fuego sientes un estado de perturbación, es porque no la has comprendido la experiencia.
Cuando las acciones son limitadas crean un conflicto y ese conflicto conmociona a la mente, es como una cicatriz en ella. Esa conmoción perdurará hasta que no sea totalmente comprendida, ese perdurar del conflicto lo llamamos memoria.
La mente observa el entorno y al no encontrar ya el origen del conflicto, se dice: “Eso que me está conmocionado ya no está aquí, pero como la conmoción continua, tengo que colocarla en algún lugar y como no la puedo colocar aquí y ahora, la pondré en otra parte” y la coloca en otra parte distinta del ahora, a ese lugar lo llama el pasado. Pero la mente por su barreras, por sus prejuicios, ideas, creencia y demás, no se ocupa de comprender esa conmoción y como no lo hace en el aquí y el ahora, ni tampoco lo puede hacer en ese recientemente creado pasado, tiene que inventarse otro sitio distinto del pasado y del presente, se inventa el futuro.
La memoria es el resultado de la falta de una verdadera comprensión de la experiencia. Y esa memoria crea la idea del tiempo, la idea del pasado, presente y futuro, sobre la cual se basan nuestras acciones. Consideramos lo que fuimos ayer, lo que seremos mañana.
Una idea así del tiempo existirá mientras la mente y el corazón estén divididos. En tanto la acción no nazca de la plenitud, mientras que sea el resultado de una continua comparación con el poso de nuestra memoria, mientras filtremos toda experiencia con el filtro de nuestras creencias, opiniones, juicios y deseos, tiene que haber división del tiempo. El tiempo no es sino una ilusión, es el resultado final de esa incompleta compresión de la experiencia.
Un abrazo.
R
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