No hay árbol bueno que de fruto malo y tampoco hay árbol malo que de fruto bueno.
Cada
árbol se conoce por su fruto.
Mucho
cuidado con los falsos profetas, los falsos sanadores y los falsos
guías espirituales.
Si
detrás de ellos van dejando un rastro de sufrimiento, de familias
separadas y de personas desengañadas, son árboles malos.
Si
atraen a la desesperación, a la enfermedad, a la codicia, a la
mentira y al fanatismo, son árboles malos.
A
la sombra de un árbol bueno hay salud, felicidad, verdad, unión de
las familias y paz, sobre todo paz.
Hay
que dejarse de memeces, ya que existen árboles buenos y árboles
malos, solo las personas que tienen el secreto propósito de hacer
el mal, afirman que el bien y el mal no existen, para que de esa
forma se puedan justificar todas sus maldades.
Este
tipo de personas transforman hermosas enseñanzas en falacias, como cuando
afirman que no hay que juzgar, ya que extienden el no juzgar, al no
definir. Si uno es un ladrón y se lo dices a la cara, no le estas
juzgando, le estás informando de que te has dado cuenta, que se
queda con lo que no es suyo y eso es un hecho, no una opinión. Si
emites una opinión sobre el hecho de que se queda con lo que no es
suyo, estarás formulando un juicio, que tampoco está mal, pero toda
opinión es limitada, con lo cual todo juicio también lo es.
La
falta de virtud, siempre viene de la mano de la hipocresía. Los
pérfidos siempre tratan de no aparecer como lo que son, para lo cual
se revisten con una capa de dignidad, consumando así su engaño.
Sus
dulces palabras, se muestran como hermosos frutos a la vista, pero el
fruto que ofrecen está envenenado. Sucede igual con el fruto que
aparece en la foto, es muy hermoso a la vista, pero sinceramente os
desaconsejo comerlo. La gran diferencia es que el fruto de la foto,
no engaña ni roba a nadie.
Un abrazo.
R
R
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