jueves, 5 de noviembre de 2015

Saber cuando no cooperar

Los reformadores políticos, sociales y religiosos sólo causarán más dolor al ser humano, salvo que sepan comprender el funcionamiento de la mente humana.

Cuando la mente está condicionada, se dedica a alimentar una figura inexistente que hemos venido a llamar el “ego”.  La mente se cree separada de todo lo demás  y es incapaz de ver el proceso total de la vida. Su única ocupación es alimentar las necesidades de ese “ego” y se vuelve codiciosa, envidiosa, dominada por el miedo.

Pueden tratar de disfrazar su “yo” dentro de un “nosotros”, pero de la misma forma que el “yo” se enfrenta al “tú”, el “nosotros” se enfrentas al “vosotros”. Todas las reformas que se emprendan fundamentadas en un “nosotros”, encontrarán la resistencia de los “vosotros” e inevitablemente surgirá el enfrentamiento.

Cuando se libera la mente del pesado yugo del “yo” y del “nosotros”, se ve con claridad que reformas tratan de aliviar la miseria global del mundo y cuales tan solo obedecen a la codicia del ser humano.


Es imprescindible saber cuando hay que cooperar y cuando no, pero para ello tu mente tiene que ser libre.