sábado, 29 de agosto de 2015

Una pregunta incómoda 2






En una sinfonía son tan importantes las notas altas como las bajas, el estruendo de la orquesta como sus silencios, lo importante es la sinfonía en su conjunto.

¿La fuerza, lo fuerte, debe prevalecer? ¿porqué tendría que hacerlo?

¿Hay algo que sea más fuerte que otra cosa?

¿Hay alguien que es más fuerte que otro?

¿En qué se mide la fuerza, quién dictamina lo que es fuerte y que no lo es?

La fuerza siempre es relativa, solo se es fuerte en la comparación, soy fuerte comparado con este, pero si se me compara con aquel otro soy débil. Hoy soy más fuerte que tú, pero mañana ve vuelvo viejo y ya no soy fuerte.

Está la fuerza física, la emocional, la económica, la moral, tan solo meras apreciaciones nacidas de la limitación, fuerte, fuerza…. que cosa más efímera.

La fuerza se desvanece, se neutraliza con la acción de otras  fuerzas, se vuelve humo. Lo que siempre permanece inmutable no es la fuerza, sino la fortaleza.

Y es que tal vez tendríamos que aprender a hablar de fortaleza en vez de fuerza, puesto que la fortaleza es la virtud que confiere valor, determinación y coraje para soportar la adversidad.

Están revestidos de fortaleza, los que devuelven una sonrisa cuando la vida les maltrata día tras día, una sonrisa y una mirada limpia, eso es fortaleza.

¿Porqué no tendría que proteger, ayudar y defender a una persona así? ¿Porqué no lo tendríamos que hacer todos?

Un día un amigo musulmán me dijo:

“Vuestra tolerancia es vuestra debilidad y por ella seréis destruidos”

Respondí a mi amigo:

“Tal vez así sea, tal vez seamos destruidos querido amigo, pero no es nuestra tolerancia lo que nos hace débiles, sino nuestra falta de amor, nuestra falta de compromiso ante el que sufre y no tiene lo necesario, es nuestra codicia y vanidad lo que nos hace débiles.

Porque si amamos, para destruirnos, nos tendrían que destruir a todos, puesto que, o nos salvamos todos, o todos nos perdemos”.

De todas formas, “al final” todos nos “salvamos", no hay otra.