domingo, 1 de septiembre de 2013

La libertad



Estamos siempre hablando de la libertad, pero, ¿qué es la libertad? ¿Es acaso hacer lo que nos apetece, ir a donde queramos, tener las ideas políticas y religiosas que deseemos? Pienso muy sinceramente que nada de esto es libertad.

Siempre que se habla de libertad se mira hacia afuera de nosotros mismos, buscando las causas o motivos que limitan nuestras apetencias. Creemos que la libertad es algo que se logra, que se puede alcanzar con esfuerzo, un objetivo.

La libertad no se puede conseguir o se puede ganar. La libertad reside en nuestro interior, es aquel estado de la mente que es esencial para el descubrimiento de cualquier verdad, cualquier realidad, y por lo tanto no puede ser un ideal, un fin; sino que tiene que existir desde el principio mismo. Sin libertad al principio, no puede haber ningún momento de comprensión directa, porque todo pensar es entonces limitado, condicionado. Si nuestra mente está atada a cualquier conclusión, a cualquier experiencia, a cualquier forma de conocimiento o creencia, no está libre; y a una mente así le es imposible percibir lo que es verdad.

Lo que realmente condiciona nuestra capacidad de decisión, no es el entorno, sino nuestra propia limitación mental. Una mente "atada" a creencias, métodos o cualquier forma fija y definidas de pensamiento, es una mente inútil para decidir en libertad.


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