Con este artículo, no me cuestiono la existencia de Dios, ni postulo que Dios no exista, he repetido muchas veces que el concepto de Dios entra cómodamente en nuestras mentes, pero Dios, la realidad de Dios, excede a la capacidad humana.
Tampoco me pregunto si creemos o no creemos en Dios, no estoy hablando de creencias que son hijas de nuestra ignorancia, de nuestra limitada capacidad de comprender lo que nos rodea, son en el mejor de los casos, remedios para nuestros miedos más profundos, me estoy preguntando:
¿Y si Dios no existe ¿qué sucedería?
El concepto de Dios surge de una creencia, de un pensamiento que se asume como verdadero, sin tener pruebas de su certeza, sin un conocimiento directo de “eso” que llamamos Dios. No hay nada que nos invite a pensar en la existencia de una única voluntad creadora, de algo que rige y gobierna la totalidad de lo que existe, al menos no hay nada objetivo para hacerlo. Tampoco hay ninguna evidencia tangible en ese sentido, puede entonces que eso que llamamos Dios no exista, ¿verdad? ¿qué sucedería entonces, qué sucedería si Dios no existiera?
Toda oración, toda súplica o demanda, serían inútiles, puesto que nadie las escucharía, toda religión, mandamientos, toda transcendencia o enseñanza normal a las que se les haya atribuido una inspiración divina, sería tan solo humo.
Toda autoridad derivada de la religión, movimiento espiritual o credo, desaparecería, todo maestro espiritual, sacerdote, gurú o ayatolá, todo profesional de la espiritualidad, quedaría deslegitimado y tanto su poder como el poder de sus instituciones desaparearía, lo cual seria horrible para nosotros, puesto que necesitamos, deseamos que exista ese poder, pues al ser la cola de “ese” león, nos sentimos seguros.
Dios representa al bien absoluto y el Diablo al mal absoluto, al no existir Dios, tampoco existe el Diablo, el amo y señor del mal absoluto. Al no existir el Diablo nadie sería el responsable de “administrar” el mal, no habría un tentador e instigador que continuamente está atacando nuestra virtud, el responsable último de todo el dolor, la violencia y la barbarie que hay en el mundo, ya no sería el Diablo, lo seríamos nosotros, ya no podríamos argumentar que el ser humano es débil y al no poder resistirse al implacable ataque del Diablo, sucumbe ante el mal, sucumbe ante fuerzas infinitamente más perversas que el mismo.
Al no existir ni Dios, ni el Diablo, nos quedamos solos, solos con nuestro bien y con nuestro mal, solos con nuestras acciones, siendo los únicos responsables de ellas, ya no tendríamos que responsabilizarnos de lo que hacemos en nuestra vida, en “otra” vida o en “la” otra vida, lo tendríamos que hacer aquí y ahora.
Sin Dios no existiría la disculpa de que todo lo malo que hacemos lo repararemos con el karma en otra reencarnación, o tras cientos de años de crueles sufrimientos en el purgatorio, ya no hay nadie que nos “perdone”, tendríamos que repararlo todo inmediatamente y asumir las consecuencias de nuestros actos.
Esa es la cuestión, la única cuestión:
“Sin Dios nos quedamos solos”
¿Estamos dispuestos a asumir que estamos solos? o tan solo ¿estamos dispuestos a asumir la responsabilidad de nuestras acciones?
Me parece que no, os dejo tranquilos para os vayáis a rezar un poco.
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