Al leer este letrero que se encuentra en un bellísimo lugar de la montaña alavesa, he recordado un pasaje de ese libro del que todo el mundo habla y que nadie lee.
“El Señor Dios tomó al hombre y lo colocó en el Jardín del Edén, para que lo guardara y cultivara” (Génesis 2,15)
Pues parece ser que no, que la cosa no coincide con el texto bíblico, puesto que una minoría se ha adueñado de todo el Jardín.
No lo cuidan, ni mucho menos trabajan en él, lo están expoliando brutalmente, por la fuerza están explotando al resto de sus semejantes, obligándoles a trabajar de una forma esclava en él, para una vez concluido el trabajo, echarles fuera del Jardín hasta el día siguiente.
Pero .... ¿cómo es posible esto?, según se puede leer más adelante en el libro antes mencionado, parece ser que los primeros inquilinos del jardín incumplieron alguna cláusula del contrato de arrendamiento y recibida la correspondiente orden de desalojo fueron desahuciados. Para impedirles de nuevo la entrada se colocó en la puerta a unos guardias jurados armados.
Entonces.... ¿cómo es posible que se volvieran a meter en el Jardín del Edén?
¿Podrá ser que desde un principio había ricos y pobres en el Jardín del Edén y que fueron expulsados tan solo los pobres, puesto que fue un pobre el que se comió por hambre, la dichosa manzana, o tal vez fue por ignorancia, y desde entonces está extendido que todos los pobres somos “tontos” y por ello también desde entonces, se nos da una educación deficiente, en centros de enseñanza deficientes?
¿Fueron entonces los pobres los únicos que fueron expulsados del jardín y los ricos siempre han estado dentro? ¡Que cuestión tan inquietante!
¿Y si no había ni ricos ni pobres y fueron todos expulsados, como es posible que los explotadores de ahora, han conseguido entrar de nuevo dentro del Jardín y estar de esa manera viviendo sin trabajar y cogiendo lo que les da en gana?
Esta última pregunta me turba muchísimo más, puesto que solo se me ocurren tres posibilidades:
1.- Dios no puso a nadie para custodiar la entrada del Jardín y entonces es verdad, los pobres somos tontos, pues la puerta siempre ha estado abierta y la abundancia ha estado todo este tiempo a nuestro alcance.
2.- Si puso vigilancia, la única posibilidad es que los vigilantes fueran corruptos, pues los explotadores consiguieron comprarlos y así entrar. ¿Hoy quién son los encargados de vigilar el Jardín? ¿Quienes son los encargados de cuidar nuestra mente, nuestro bienestar y lo que algunos llaman nuestra alma inmortal, están acaso comprados? ¡Que inquietud!
3.- La tercera posibilidad no me gusta, pero hay que contemplarla. Puede ser que jamás haya existido ni Dios, ni el Jardín del Edén y que siempre hemos estado en manos y al capricho de los explotadores. Sin embargo lo dudo mucho, puesto que los ricos, si tienen su propio Jardín del Edén.
Ha llegado el tiempo de expulsar a los explotadores del Jardín, o lo que es mucho mejor, de entrar todos al Jardín. Si los que han estado explotando a sus semejantes y al medio ambiente se quieren quedar, que repartan todo lo que tienen con los pobres, y que se pongan a trabajar para producir bienes que puedan ser utilizados por todos. Esa frase no es mía, es de un tal Jesús, que por decir estas cosas, murió asesinado.
Viendo el mundo que entre todos hemos creado, parece que continuamos asesinándolo todos los días, continuamos matando lo verdadero, lo bello y tierno de este mundo y dejamos también que asesinen todos los días, nuestra esperanza, nuestra felicidad y nuestra libertad.
La tradición cristiana afirma que Jesús resucitó y con él la esperanza, la felicidad y la libertad, puede que si o puede que no, esas son cosas de la tradición cristiana, pero de todas formas sería conveniente seguir el consejo del letrero y cuidar nosotros mismo del Jardín del Edén, ya que siempre ha sido nuestro, tuyo, mío, de todos y no de unos pocos, ya es hora de empezar a arrancar las malas yerbas que están creciendo en él.
Es cierto, todo es más bello cuando se cuida.
Roberto Lejarza