Hay quien con un pesado cincel, esculpe sus palabras en mármol y hay quien utilizando agua en vez de tinta, las escribe con pluma de cristal.
El eje central sobre el que gira toda la visión que tengo de las cosas, es la respuesta a tres sencillas preguntas. Cuando trato de escribir sobre algo, primero lo observo y siempre me hago estas tres preguntas:
“¿ Hay algo antes o después de esta vida?"
Una vez respondida, me formulo esta otra pregunta:
"¿Hay algo más que lo que puedo apreciar con mis sentidos corporales?"
Y finalmente:
"¿Esto que observo, es para siempre o desaparecerá?"
Solamente después de responder a estas tres preguntas comienzo a observar, después escribo usando una pluma de cristal.
De esa forma puedo darme cuenta de la fragilidad de cualquier pensamiento y de lo efímero que es en realidad, puesto que tan solo dura hasta que el agua con que está escrito se seque.
Si crees que nada cambia, que todo permanece y que las cosas son inmutables, usa tu cincel y golpéalo fuerte con el martillo, si por el contrario puedes sentir que todo es movimiento, que nada permanece, puesto que está en eterno cambio, utiliza la pluma de cristal, pero no la aprietes demasiado, no se vaya a romper.